30 septiembre 2011

"Me siento YO por que me tocas"


Hay muchas definiciones de masaje, y todas tienen algo en común, el contacto.

Contacto: Del latín contactus, el contacto es la acción y efecto de tocarse dos o más cosas o personas. Para que exista el contacto tiene que haber algún tipo de relación, vínculo, enlace.
El masaje infantil, engloba y entrelaza este término. El hecho de tocarse, mirarse, hablarse estrecha el vinculo y la relación entre padres e hijos.
En este caso el masaje, no sólo es una técnica utilizada por profesionales, al contrario es para todos los públicos

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El tacto que nutre

“Grabaciones en un lugar sin tiempo, violencias, en silencio por el no roce” Laura Goodman. La violencia no es solo gritar o pegar al niño sino por no rozarles, no tocarles. Es alimento emocional más importante son las caricias, antes que el pecho materno. Las caricias y el contacto es lo que salva.

La piel, es el órgano más grande y con mayor sensibilidad en el cuerpo. Con este órgano somos capaces de distinguir el frío, el calor, la textura, el volumen, el peso, la forma, espesor, tamaño, consistencia...debido a la distribución de diferentes receptores en el cuerpo, que envían esta información al cerebro.
La piel se vincula al sistema nervioso, no solo por que los receptores envíen información, sino porque en el desarrollo embrionario se forman de la misma capa, del ectodermo (durante la 17 semana de gestación).
El bebe mientras flota en el útero materno, su piel esta continuamente estimulada por las suaves caricias del liquido amniótico, en tanto que el resto de los sentido se hallan todavía en el limbo, a excepción del oído. El tacto es y será una referencia durante el desarrollo y le acompañan hasta el exterior.
El tacto es su medio de comunicación, constituye el primer lenguaje; Mediante el contacto físico podemos comunicar nuestros sentimientos y recibir los que él transmite. El bebé descubre el mundo por medio del tacto, y por el se ubica en su esquema corporal.
Por el tacto el bebé se ubica en su esquema corporal, sintiéndose a través de su piel, y si esta sensación de él mismo la percibe con amor y respeto, le ayudará a aceptarse con agrado, fomentando así su autoestima. A través del tacto el bebé puede sentirse amado, escuchado y recibir el soporte y la contención que necesita.
El contacto piel a piel hace que los padres/madres se sientan más unidos al bebé, lo cual, además de aumentar sus deseos y capacidad para cuidarle, facilitará que entiendan mejor sus expresiones no verbales, incluido su llanto y los variables estados.

Cuando llega al mundo, tan grande y desconocido para él, puede sentirse perdido y asustado. La cálida bienvenida de las manos y el pecho amorosos de su mamá le hará sentirse seguro y feliz, de esa forma recibe calma y seguridad.

El masaje por tanto, es un medio de comunicar, ubicar y amar al bebé.


Hay muchas otras formas de seguir fomentando este contacto, que tanto necesita el niño en su primeros años de vida. Y es el fomento del Acarreo.

Los seres humanos pertenecemos a una especie de acarreo, es decir, que nuestros bebés necesitan ser llevados en brazos, en estrecho contacto con nuestro cuerpo, del que recibirán calor, soporte, contención y la estimulación necesaria para desarrollarse adecuadamente. Por ello, los bebés reclaman el contacto, es una necesidad vital, y por esa misma razón no debemos pensar que los malcriamos cuando los tenemos en brazos, sino que estamos cubriendo un aspecto primordial para su desarrollo. Con la carencia de contacto, el bebé experimenta una sensación de vacío y ansiedad, a veces guardada en lo más profundo, que se puede mantener durante toda la vida y crear estados de dependencia en las relaciones afectivas en la edad adulta.

Siempre surge la pregunta de si llevo mucho en brazos a mi niño, le quito libertad, independencia, y autonomia... Cuando el bebé es muy pequeño, necesita sentir el contacto de sus padres casi en todo momento, a medida que vaya creciendo en esa seguridad, irá adquiriendo y
descubriendo diferentes recursos y posibilidades, que llenarán su mundo de experiencias y nuevos descubrimientos; con sus primeros desplazamientos experimentará el principio de su autonomía y pasará más tiempo sin reclamar estar en brazos. Luego, se pondrá en pie, empezará a andar, a correr y aunque seguirá necesitando nuestro cariño, su círculo se irá ensanchando cada vez más: irá al colegio, tendrá amigos, más tarde su pareja y después quizás sus propios hijos. Pero este trayecto hacia la libertad y la independencia, estará sostenido principalmente por la seguridad del contacto experimentada en las primeras etapas de su vida.

El masaje nos ayudará a enriquecer las experiencias sensoriales del bebé mientras va creciendo. La diversidad y riqueza de sensaciones que proporciona, el contacto con la mirada, la voz y la sonrisa de mamá o papá acompañando la secuencia, la adaptación a las diferentes etapas del bebé, unidos al amor y respeto a que todo ello invita, nos proporciona una manera sencilla y profunda de mantenernos cerca durante la infancia, la adolescencia y seguramente durante muchos años más.