Observando estos días
en la playa a mis tres hijos, de edades diferentes: 4, 8 y 11 años, me doy
cuenta de la importancia y de la riqueza de dos materiales tan sencillos que a
la vez ofrecen tanto: la arena y el agua... Estos dos elementos que, a mi
entender, no pueden, ni deben faltar en el entorno de los niños. Les permite
experimentar con pesos, texturas; el comportamiento de la arena en contacto con
el agua, el del agua a su vez con la arena, les ofrece oportunidades de juego
libre y potencia su creatividad.
Pueden estar horas ensimismados,
fluyendo con ellos: construyendo, destruyendo, creando infinidad de minimundos:
castillos, túneles sin fin, montañas y volcanes, o simplemente, juegos de rol:
cocinando tartas, flanes y comiditas… en definitiva, un sinfín de
oportunidades.
Por eso en la casita conMimo
próximamente no faltará un arenero y un mural de trasvases de agua en el
jardín, para ofrecer a los niños un ambiente enriquecedor donde poder
experimentar y jugar, en definitiva, APRENDER disfrutando.
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